miércoles, 22 de agosto de 2007

ZÓCALO


Miro a los albores de la rendija

por donde entra la nausea,

donde se instala,

de la forma más bárbara;

una vez arraigada en los excrementos

no puedo evacuar.

Me quedo sentado,

mirando al suelo,

espero...

intenta subir intestino arriba,

la paro de un manotazo en la mejilla,

intento aplacarla,

¡Estas hay puta... ?

Le grito con toda mi mala leche,

Dónde cojones quieres que esté,

contesta serena.

Esta claro,

no saldrá del círculo

hasta que los monos busquen

o encuentren el inconsciente...

Podría hacer con ella trabajos de encaje de bolillo,

anudar,

anudar

anudar,

como marinero loco remendando la red,

rota por los reflujos del espejo;

una vez terminado el trabajo,

podría usar la prenda como abrigo de borra,

como alfombra,

pegada al zócalo de la demencia de género,

aquella que nos lleva por la senda

civilizada de la experiencia,

de la praxis.

por Lotario © 2007
de LATITUD ECUADOR

Imagen: Acció Brossiana
por César Reglero



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